
Suena el despertador. No tienes ganas de levantarte. No te hace ilusión ir a trabajar. Quizá, ni siquiera has dormido bien. Ya el domingo estás dándole vueltas a lo que te espera al día siguiente. Vas a trabajar por obligación, te pagan una nómina. Hay que pagar facturas, tienes obligaciones. <<Es lo que hay>>, o eso piensas. Al menos tienes trabajo. Lo cierto es que te gustaría hacer otra cosa. Piensas que es demasiado difícil. No sabes por dónde empezar, te estás agobiando. Mejor dejarlo.
En cuanto llegas a tu trabajo y abres la puerta y se te cae el alma a los pies. Piensas, otro día más, aunque en realidad, es un día menos. Estás tan metida en tu vida de locos, de vivir en piloto automático, que no te das cuenta de que la vida avanza pero tu no. Pospones tu felicidad, más adelante…Lo que ocurre es que mañana estarás pensado lo mismo, pero sin hacer nada. Mientras sigues haciendo lo mismo, obtienes los mismos resultados.
En cuanto llegas a tu trabajo, la primera parada es criticar. Te tomas el café hablando mal de tu jefe, de tus compañeras, de tu sueldo, de los clientes…La lista nunca se acaba. Es una costumbre y te perjudica mucho. Pero lo haces todos los días y te parece normal. A veces intentas no hacerlo, pero te dejas llevar. Parece que la queja y la crítica es algo normal, porque te desahogas y crees que te ayuda a pensar en la solución. Nada más lejos de la realidad.
No tienes control sobre tu vida
Tu trabajo en sí, no te motiva. Además aguantar al jefe y a tus compañeros, tampoco ayuda. Estás deseando que llegue la hora de comer para escaparte un rato a tomar un café. Es tu momento. Salir de allí te da un respiro. Has encontrado un lugar en el que te sientes a gusto y te relajas. Pero se acaba la hora del café y tienes que volver. Vuelve el estrés, el malestar. Uff, y todavía es lunes, aún quedan cuatro días para que llegue el viernes. Espera, quizá hay algún festivo y te quitas de en medio aunque solo sean veinticuatro horas. Ah no, esta semana no.
Cuando terminas del café, aun te quedan dos horas y media para irte. Cuentas los minutos. La tarde se te hace eterna. Además tu trabajo tampoco te ayuda, no te gusta. Y entonces haces como que trabajas, pero tu mente está en la vida de tus sueños. En otro lugar, alejada de allí, haciendo algo que te motiva, ganando más dinero, decidiendo cómo quieres vivir…Suena el teléfono y te despiertas. De vuelta a la realidad. Cuando sales del trabajo respiras un poco, libertad, aunque solo sea para ir a hacer la compra. Cualquier cosa es mejor que estar trabajando.
Miras tu cuenta del banco y encima, tampoco ganas tanto. Te sientes fatal. Estás estresada y no soportas tu vida. Ni siquiera disfrutas del tiempo libre pensando que mañana tienes que volver. Cuando te acuestas no te puedes dormir. Estás cansada, frustrada, pero tienes miedo y no encuentras la solución. Sientes que estás en un callejón sin salida. Bueno, cuando llegue el viernes te vas a relajar. Ya saldrás para desconectar de tu vida. A veces te quedas en casa viendo la tele. Ves programas con la vida que te gustaría tener: una bonita casa, viajes, ropa…
En realidad esa actitud funciona como una droga. Te atonta, te distrae de lo importante y te engancha. Es más fácil que hacer algo, porque te da miedo, te da mucho miedo. Piensas que no tienes suerte en la vida, que tienes mala suerte y que no puedes hacer nada para cambiarlo. Lloras, más frustración. Quieres una vida diferente, pero no te atreves a hacer lo necesario para conseguirlo. En realidad, no se trata de tener un estilo de vida con más lujos sino de decidir qué quieres en cada momento, ser tu quien decide lo que ocurrirá.
¿Qué consigo si controlo mi vida?
Poder. Adquirir el valor necesario y la confianza para tomar tus propias decisiones, te da la posibilidad de decidir cómo quieres que sea tu vida. Te sientes fatal porque inconscientemente piensas que no puedes hacer nada para evitar lo que te pasa. Te dejas arrastrar. Se qué te sientes perdida, pero aumentando tu autoestima adquieres la capacidad de sobreponerte al miedo y actuar. Si tomas decisiones y actúas después, los resultados empiezan a ser otros. Pero ahora mismo estás bloqueada y sientes que no tienes ese poder.
Es importante que sepas, que esto que te ocurre es muy normal, pero que algunas personas se hartan y deciden cambiar. Esa decisión, ese compromiso, supone aceptar las dificultades y entrar en un proceso de autoestima que te permite hacer cambios graduales. Un largo viaje empieza con un paso. La gran ventaja es que no se trata de maquillar un resultado, sino de conseguir una transformación permanente. Una vez que aprendes cómo salir de tus bloqueos y que situaciones actúan como detonante y por qué, puedes replicar el proceso, y hacerlo tu sola.
Suena muy bien pero, ¿quién consigue eso? Pues yo. Te aseguro que no soy una privilegiada, que no nací en una familia rica y llena de posibilidades. Que estaba tan perdida y estancada como estás tu, pero que un día decidí que estaba harta de estar harta y tome una decisión, sin saber muy bien cómo iba a conseguir cambiar mi vida. Me arriesgué a invertir en mi, aceptando, que quizá perdería el dinero, pero que si seguía donde estaba, acabaría mal. Y las cosas cambiaron, bueno, no fue suerte, fue una combinación de esa decisión y mi esfuerzo. Pero el esfuerzo es gratis y se ven los resultados desde el primer día.
Ahora que ya sabes que se puede dejar atrás esa vida, déjame que te cuente algo. Tienes miedo porque has aprendido a tenerlo. Y es algo bueno, porque te avisa de los peligros y protege tu vida. Pero, tal y como lo usas, te hace daño. ¿Cómo dejo atrás esa vida? Aumentando tu autoestima.
Tienes dos opciones:
1.- Hazlo tu sola: ya sabes, leyendo, viendo vídeos de motivación en youtube, y hablando con tus amigas, es decir, lo que estás haciendo ya, pero que sabes que no funciona.
2.- Te acompaño: me pongo en tu lugar, ayudándote a identificar cuáles son esas situaciones que te bloquean, te preocupan y te frenan.Te doy las soluciones para resolver tus problemas. He pasado por ahí y se cómo te sientes, por eso, sé qué tienes que hacer para solucionarlo. Te sentirás genial porque aprenderás a resolverlo, a integrarlo. Te doy herramientas que te van a servir para cuando hayamos terminado el proceso. Eso significa que serás libre y no estés enganchada a mi. Aprenderás a defenderte por ti misma.
Si quieres saber cómo he llegado hasta aquí puedes leerlo en el siguiente enlace: https://estibalizbilbao.com/mi-historia/
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