Lo sé, cuesta, pero es sólo al principio, como todo. Después te acostumbras y no es para tanto. Saber decir no es un alivio. Quizá crees que no eres capaz, pero, en realidad, ya sabes hacerlo. Cuando dices si a otro y no quieres hacerlo, te estás diciendo no a ti. Reconozco que es difícil, porque a mi me ha pasado. Especialmente si dices no a alguien de tu entorno más cercano. Pero la recompensa es enorme. Ganas en felicidad porque decir no significa elegir cosas que te benefician.
Mejoras en cualquier aspecto de tu vida. Si dices no a personas con las que no te apetece estar, puede que temporalmente te quedes sola, pero después aparece gente que es como tu y vuelves a estar bien rodeada. Decir no a un entorno tóxico mejora tu salud, tanto a nivel físico como mental. Seguro que más de una vez te ha dolido la cabeza y no se te quitaba. O te ha generado ansiedad. Decir no te permite sustituir a personas que te generan una sensación negativa y dar entrada a personas en las que confiar y con las que reír.
Tu trabajo mejora cuando dices no. Se que si trabajas para otro es más complicado abstraerse de los compañeros, pero es posible. Si fueran personas que te aportasen no habría motivo para alejarse. ¿Tus compañeros se quejan a todas horas y después no hacen nada por arreglarlo? ¿Critican sin cesar? ¿Cotillean? Parece inofensivo pero no lo es. Somos la media de las cinco personas con las que más tiempo pasamos. Ya te he dicho que te entiendo si crees que es difícil, porque lo es. Lo experimenté en mi último trabajo.

Al final me quedé sola. Pero oye no había perdido una mina de oro. No eran ningún tesoro. Desde ese momento empecé a bajar sola a tomar café y desayunar. ¿Qué hacía? Leer, escuchar podcast, ver conferencias en youtube…Solo por apartarme y, a la vez, enfocarme en cosas que me aportaban empecé a avanzar. A veces, no necesitas más que apagar el volumen, de la televisión o de los que te rodean sin aportar. No es necesario que los consideres malas personas, no lo son. Al fin y al cabo, tu eras así hasta hace un momento. Pero ahora has tomado una decisión.
Saber decir no
Es una cuestión de elegir, ¿Si o no? Todo tiene consecuencias y las de no saber decir no, ya las conoces. Te invito a que hagas pruebas, con cosas sencillas. En la próxima reunión con tus compañeros no sigas la corriente de las críticas y termina la conversación lo antes posible. Si estás pensando que van a enfadarse y a hablar mal de ti, despierta. Seguramente ya lo hacen. ¿Crees que critican a otros pero no a ti? Sinceramente, esta actividad quita mucha energía.
Otra recomendación que yo misma puse en práctica hace 10 años, es dejar de ver informativos. En realidad, he dejado de ver la televisión tal y como la conocemos. Selecciono series o películas que me apetece ver y el resto del tiempo la tele, está apagada. Prefiero leer o ver conferencias, como te dije antes. Puedes ver el club de la comedia, es indiferente, mientras sea algo que te aporte y lo hayas elegido tu. Yo iba siempre con los auriculares en el bolso para escuchar lo que me apetecía de camino al trabajo o en esa pausa del café.
Saber decir no te da tiempo, para lo que quieras. Para divertirte, para enfocarte en tu trabajo o disfrutar de la familia. Nadie se escapa de ponerse en el lugar del otro las primeras veces y pensar…¿Se habrá enfadado? Bueno, si lo has dicho de buena manera no tiene por qué pero quizá si. No puedes controlar lo que piensan los demás. Si se trata de alguien cercano, más tarde o más temprano se dará cuenta de que eso es lo que hay y que los tiempos en los que hacías lo que querían los demás, han pasado.
Aprende a decir si
¿Qué te apetece? Piensa un momento, seguramente si te pido una lista de 10 cosas que te gustan, no se te ocurran muchas, pero date una oportunidad. Decirte si, supone que los demás empiecen a darse cuenta de que te mereces más y también te digan que si. Hace tiempo, un conocido me dijo que no se podía vivir de ser actor. La verdad, no es cierto, hay muchos actores que viven de la interpretación. La pregunta es, ¿Qué están haciendo diferente? En realidad, si mirabas sus fotos en redes sociales te podías dar cuenta en un segundo de lo que ocurría.
Se colocaba el último en las fotos de grupo. Se auto excluía. En su opinión, inconsciente, no podía estar en primera fila. Es un tipo con mucho talento. Pero no se quería lo suficiente y eso se percibe, por eso no avanzaba. Es algo que nos ha pasado a todos en algún momento de nuestra vida. Decir si es decidir que te mereces un buen resultado, un buen puesto, una buena vida. Si te das cuenta has cambiado el foco. Ya no estás pensando en los demás, sino en ti. Ahora vas bien. Así que, si te cuesta decir no, es mejor que aprendas a decir si.
¿Alguna vez has visto como un jefe rechazaba una gran idea solo porque no era suya? Yo si. En unos días voy a celebrar 2 años desde que deje mi puesto de trabajo «seguro» por cuenta ajena. Lo único seguro allí era el malestar, la imposibilidad de crecer, personal y profesionalmente, y que no me iban a pagar más. Al decir si a mi sueño, me aparté de todo eso y las cosas empezaron a ir mejor. No se trata de una vida perfecta, sin problemas. Algunas cosas no han salido como quería en los 2 últimos años, pero la verdad, antes casi nada era de mi gusto, así que la cosa ha mejorado.
Tu zona de confort te está matando
Si, lo has leído bien. Aguantar tiene un precio: ansiedad, depresión o, quizá, ambas cosas a la vez. Si tuvieras la mente despejada te darías cuenta de que estás en un pozo. Que casi todos los días dan pena y que vives desesperada deseando que sea viernes y hoy…es lunes. Te queda una larga semana por delante. Ahora puedo pensar con claridad y darme cuenta de todo lo que me he quitado de encima. Aunque surgen imprevistos y retos, mi actitud es diferente. He aprendido a vivir con la incertidumbre (aunque aún hay días que me superan, pero son pocos y duran poco).
Es un viaje. La zona de confort tiene una característica similar a la de la autoestima: es elástica. Por eso si la amplias atreviéndote una vez, diciendo no, por ejemplo, a una salida que no te apetece, lo interiorizas y la siguiente vez es más fácil. Apuntarse a un curso, ir a un evento de networking, aprender a nadar… Hay mil cosas que hacer para ampliar esa zona de confort. No hay que ser masoquista y empezar por la que te pánico. De hecho, yo te sugiero justo lo contrario. Empieza por lo que te resulte más fácil para reducir la resistencia al cambio.
Antes lo quería tener todo controlado al milímetro. Ahora me doy cuenta de mi error, porque es imposible. Aunque si hay cosas que favorecen sentirse segura y tener control de tu vida:
1.- Saber lo que quieres.
2.- Averiguar cómo conseguirlo.
3.- Rodearte de personas que te apoyen en tu camino.
La pregunta es: ¿Qué primer paso vas a dar para aprender a decir no?
Deja una respuesta