Cada vez que te atreves a dar un paso, ahí esta. El miedo te frena y por eso cuando empiezas algo lo haces con inseguridad. Te sientes patosa, torpe. Piensas <<¿Por qué me cuesta tanto entenderlo?>>. No puedes asimilarlo, o eso dices. Al final empiezas las cosas pero no las terminas porque te da miedo aplicarlo. Poner los aprendizajes en práctica les otorga realidad y ahí es donde te asustas. En tu mente, lo deseas, te gustaría, es tu sueño. En la realidad el miedo te frena.
Tienes los conocimientos necesarios para desarrollar la profesión de tus sueños, pero estas llena de creencias que te limitan. Te inmovilizan y tu se lo permites. En el fondo sabes que se puede porque ves a otras personas hacerlo. Algunas incluso sin experiencia, ya se han lanzado a por todas y tu sigues esperando que algún día…Pero ese día no llega porque tu miedo a exponerte te paraliza. Siempre enfocada en el lado negativo de las cosas. Porque si empiezas puedes equivocarte y eso te provoca pánico.
Ese miedo te ha impedido aprender y tomar la iniciativa. Lo sabes y eso no hace que sea más fácil. Te has conformado. Hace demasiado tiempo que querrías vivir otra vida y siempre encuentras una excusa. Pero que mal te sientes. Estás atrapada en tu propio abismo. Pero has tomado una decisión: lo vas a intentar. Quieres sentirlo, tener ilusión y vivir de lo que sabes. Contactas con alguien que te entiende, alguien que te promete ayudarte en tu camino.
Buscas los elementos necesarios para empezar. Lo deseas tanto. Estás harta de depender del trabajo de otro, un trabajo que no te gusta en absoluto, pero en el que llevas muchos años. Aún no te has atrevido a fijarte una meta e ir a por ella. Quizá crees que está reservado para otros. Que no es tu lugar, si lo fuera, ya estarías en ese camino. Otra vez el miedo, otra vez te estancas.

El miedo te frena
Te gustaría tanto atreverte…No tienes objetivos a largo plazo porque no sabes dónde vas a estar dentro de un tiempo. En el fondo sientes que no manejas tu vida, que no tienes poder sobre ella. Eres una víctima de los acontecimientos. Solo haces lo que la vida te permite que es muy poco. Pero no muy lejos de aquí, alguien tiene grandes sueños, como tu. Esa persona piensa de otra forma. Se fija grandes metas, a largo plazo. Piensa que se las merece, que tiene lo que hace falta. Quizá necesite aprender cosas por el camino, pero es que el que no aprende está muerto en vida.
Tu perspectiva te diferencia de otras personas. Solo piensas a corto plazo porque has aprendido a dejarte llevar por la vida. La sociedad marca tu rumbo: esto es difícil, eres torpe y nunca vas a aprender, tienes problemas para entenderlo y eso siempre será así…Hasta que deje de serlo. Buscas algún pequeño incentivo, algo que te calme pero que no te exija demasiado. Algo encontrarás que te acerque a tus sueños, o mejor dicho que te aleje de tu infierno. De ese trabajo que tan poco te gusta pero del que no te atreves a salir. Al fin y al cabo, pagas las facturas, que es de lo que se trata.
Sigues conectada a lo que te gusta con esa pequeña broma a la que llamas tu aliciente. Esa tarea que durante unas horas te permite tocar tu sueño con la punta de los dedos. Si no te atreves a más es porque está justificado, piensas. De todas formas no tengo la capacidad de crear mi destino, sino que depende del azar. Eso no se puede controlar. ¿Cómo lo hacen los que si consiguen lo que quieren? Nunca lo sabrás. No si no sales de tu crisalida y echas a volar. Si lo hicieras te darías cuenta de que ese es tu sitio, de que has nacido para eso. En un mal trabajo puedes ser buena pero en el de tus sueños serías increíble porque nada sustituye a la pasión.

Ríete del miedo
O el se va a reír de ti. Reconoce que te sientes frustrada. No vives de lo que te gusta y ha pasado tanto tiempo…Toda una vida sin disfrutar. Has hecho todo lo que deberías: estudiar, comprar una casa, casarte, tener hijos…y por supuesto tener un trabajo, cualquier trabajo. Porque lo que te gusta es un hobbie y eso es para los fines de semana, con suerte. No lo has descartado, pero no lo consigues porque te lo impide el miedo. Ay el miedo, cuanto poder le has dado. <<Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento>>, eso decía Eleanor Roosevelt.
Y tu pensando que era el miedo, como si fuera un ente con vida propia. En realidad es un lobo que habita en tu interior y al que alimentas a diario, fijando tu atención en todo lo que puede salir mal. Sientes frustración, pena por el trabajo que haces. Sabes que no lo deseas pero te estás obligando. Fuerzas a tu alma a hacer algo que sabes que te está dañando. Aunque lo sabes no funciona. Sueles pensar que ya habrá más posibilidades. Pero lo cierto es que no sabes cual es tu fecha de caducidad. Todos tenemos una. A lo mejor, si lo supieras, harías algo. Si pensaras que el tiempo se acaba y las oportunidades se esfuman.
No te gusta depender de nadie y llevas toda la vida haciéndolo. Es como el anuncio de Rua Vieja de 2019: la puerta de tu celda siempre ha estado abierta. Y tu encarcelada. ¿Cómo sienta saber que la carcelera todos estos años has sido tu? No soy cruel, busco que reacciones. Porque te mereces más. Solo un poco más. Empieza por algún sitio y el crecimiento te seguirá. Porque cuando arrancas esa moto, ya no te detienes. Porque el desarrollo personal es como una droga, una que te lleva a alucinar pero con tu nueva realidad.
Lo tienes claro, quieres ser independiente y quieres vivir de lo que te gusta hoy. Eso es lo que más felicidad te daría. Olvídate del cómo y profundiza en el para qué. Ahí es donde vas a encontrar el principio de la cuerda por la que trepar hasta tus sueños. No lo dejes ni un minuto más. ¿Lo quieres ahora? Pues empieza ahora. Un largo viaje empieza con un solo paso.
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