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Las creencias que tienes las consideras como verdades absolutas, pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que, piensas así porque, las adquieres durante tu infancia. En ese momento, todo lo que proceda de tus referentes va a misa. Seguro que de pequeña tus ídolos eran tus padres, las personas más importantes para ti. Después creces y empiezas a mirar fuera.
¿Cómo te afectan las creencias limitantes?
Las creencias son una forma de ver la realidad, pero no la única, porque cada persona tiene las suyas. Cuando las calificamos de limitantes es porque te impiden avanzar, generan estancamiento. Esas creencias unidas a tu experiencia y a la cultura, tanto del lugar en el que vives como de tu familia determinan como ha sido tu vida hasta ahora.
Las creencias limitantes te impiden llegar a donde quieres porque en cuanto surge una situación echas mano, sin saberlo, de esa creencia que te genera el malestar o el miedo suficiente para que te quedes parada. ¿Cuántas cosas has querido en tu vida que has sido incapaz de conseguir? Seguro que muchas y seguro que conoces a otras personas, muy parecidas a ti, que sí lo han conseguido.
En ese momento empiezas a justificarte con frases cómo: <<Es que tengo mala suerte>>, <<Es que ella viene de una familia con dinero>>, <<Es que…>>. Es que nada, es que tu forma de pensar te impide conseguir tus objetivos.

¿Cómo te impiden las creencias limitantes conseguir tus objetivos?
Sencillo, se disfraza de negativo lo que quieres conseguir. Por ejemplo, imagina que quieres un trabajo divertido y bien pagado. En ese momento oirás como te dicen, <<El trabajo no tiene que ser divertido>>, <<No se puede tener todo en la vida>>, <<El dinero corrompe>>…y tu que quieres ser una buena persona te olvidas de lo que quieres. Juegan además con que no conoces a gente que tenga lo que persigues y en ese momento, sólo te queda creerles. Además, si miras a tu familia te das cuenta de que eso no se cumple, no se divierten trabajando, no ganan dinero, y se quejan sin cesar.
Si te convences de que lo que quieres te perjudica, ¿cómo vas a hacerlo? Otra opción es que te metan miedo. En esta ocasión es lícito y moral lo que persigues, pero no vas a conseguirlo. Te hablan constantemente del fracaso y de lo mal que te vas a sentir si no lo consigues. Enseguida conectas con alguna experiencia pasada en la que las cosas no salieron como esperabas y sientes el malestar como si fuera hoy.
Se puede resumir en «comerte el coco». Si observas bien, algunas personas a tu alrededor, se salen de la norma. Deciden emprender y les va bien, trabajan mucho, pero les gusta y además cuando necesitan algo van a comprarlo y cuando tienen vacaciones viajan. Entonces surge la envidia y les califican de tramposos y malas personas. Lo único cierto es que, ellos tienen algo que los demás desean y creen que no pueden tener.
Ya está el daño hecho. Este conjunto de situaciones te impiden ser feliz. Pero en un momento concreto quizá descubras a una buena persona, humilde y generosa que tiene lo que quiere. Sorpresa no ha tenido buena suerte en la vida, todo lo que ha conseguido es fruto de su esfuerzo y tampoco viene de una familia de ricos. Se ha buscado sus propias oportunidades. El resultado es que lo ha conseguido. Y tu empiezas a pensar.
¿Cómo eliminar las creencias limitantes para conseguir tus objetivos?
Si quieres superar de una vez por todas las creencias limitantes es importante que potencies tu autoestima. Si piensas que es posible conseguir tus metas pero que, no son para ti, tu sola te pones piedras en el camino. Te hablo del auto sabotaje. Para conseguir superar estas creencias piensa en todo lo que te estás perdiendo por tenerlas y en si realmente son ciertas. Si hay gente consiguiendo cosas que contradicen las creencias que tienes quizá es que no son ciertas.
Piensa ahora en todo lo que puedes conseguir si las cambias por otras que te den poder. Date cuenta de que la gente que va a por sus sueños no es mejor que tu, sólo piensa diferente. Escribe todo lo que puedas ganar y valora si lo que piensas es real o no.
Hace tiempo pensaba que yo no merecía ganar mucho, que no hacía un buen trabajo. ¿Adivinas que? Ganaba poco. Después empecé a trabajar en mí y me di cuenta de que me merecía más. Ahora todo ha cambiado, porque yo he hecho que cambie. Y tu, ¿vas a seguir pensando como hasta ahora o quieres más?
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